¿Cómo empiezo el año?
Se la pasan chingue y chingue con que es el año donde se acaba el mundo, o mínimo cambia la forma de percibir el mundo. Quizá sí, quizá no. Tanto hablar de ello durante los últimos 2 ó 3 años y nunca me había puesto a pensar seriamente qué pasará conmigo en esa transición.
Nunca me he tomado realmente en serio los propósitos de año nuevo, se me olvidan al día siguiente. Al momento de hacerlos improviso y repito unas cuatro veces tres propósitos -algo así- para comerme las uvas porque me siento awkward que todos se las comen y se ven bien seguros. Digo, igual y están igual que yo y se las comen a lo baboso, pero total, se siente raro ver comer y hacerte wey con comida en la mano.
En el transcurso de la secundaria hacia acá -unos 8 años y contando- he cambiado bastante. Un proceso dialéctico que por ahora -yo digo- va por buen camino. Normal, desconfiaría de una persona que no haya atravesado varias etapas en su adolescencia. Lo chistoso conmigo es que me fui a los extremos, si me conociera en primer año de prepa seguro me caería mal.
Sé que muchos cambios están por venir, no estoy agusto. Sé que debo avanzar pero no sé, siempre he sido bien marica con los cambios... hasta para cambiar el fondo del blog y el avatar del twitter me la pienso muchísimo. Me gusta el Status Quo, toda mi vida ha sido una búsqueda eterna del Status Quo -sin confundirla con un loop-, como creo que es la vida de cada persona.
"El cambio es bueno". Creo que nunca he sido impulsivo, me ha ido mal cuando lo soy, tengo mala suerte, me gusta el poker, no el bingo. Cada paso me gusta meditarlo, así he perdido muchas oportunidades, por dejar pasar el tiempo. Más que nada es porque no sé si la próxima etapa será peor que esta y es mejor quedarme como estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario