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jueves, diciembre 30, 2010

Anécdotas del Baño


En mi club, como en todos lados donde haya baños y regaderas divididos por género, los hombres andamos bichis por todos lados. Me tuve que acostumbrar. Nunca me ha gustado ver pitos de hombres, aunque a veces sube mi autoestima y me da gusto que yo sí cuido el bush.

Nunca he sido lo que se dice popular en mi club, de niño conocía muchos morros de mi edad, poco a poco fui perdiendo el contacto y ya no me acuerdo de nadie. Abundan los señores entre 40 a 104 años, todos flácidos, aguados, gelatinosos y canientos. Los de mi edad me caen mal, no me entran, no sé por qué.

Los señores tienen la particularidad de quererle sacar plática hasta a las piedras, me hablan y hablan durante horas y horas. En una ocasión un señor me empezó a hablar de los equipos de fútbol en Guadalajara en los años 50, le dije que a mí no me importaba el fútbol, me dijo en orden los jugadores de dorados y los que se fueron saliendo, uno por uno.

Hay días más tranquilos, como estos de vacaciones, donde todos se van a algún lado y dejan solito el club. Pero eso también es un tema de conversación para los señores que se quedan. Me gusta escuchar las pláticas en ocasiones, otras no dicen entre ellos nada con sentido pero sí con muchas malas palabras y muchas idioteces.

Hay ciertas frases que he escuchado inventé para verme bien polite sin serlo en realidad:

  • Hola, ¿qué tal? ¿cómo está/s?
    • Esta suele fallar porque a veces dicen algo más que un 'bien y tú' o dicen 'cómo estás' al mismo tiempo que tú.
  • (barucas)...tardes/días/noches
    • Nunca falla, es un saludo que no requiere contestación más que otra igual.
  • Hout (sonido)
    • Mi favorito, es todo y nada a la vez, lo chistoso es que te contestan.
  • (Barucas ininteligibles)
    • Denota un cinismo admirable, igual, lo contestan.
No faltan las miradas, sólo hoy tuve un duelo a muerte con un wey con miradas, a ver quién sonreía primero, nadie lo hizo bajo el temor de no recibir respuesta, soy una pistola en los concursos de stare. También es la mirada de 'te he visto, estás a menudo por aquí, pero nunca he cruzado palabras contigo'.

Aunque no hablo con muchos, hay gente que puedo decir 'cómo me cae mal', o 'es buena gente'. Si me caen mal de seguro es porque los saludé y no me devolvieron el saludo, era más ingenuo antes.

Sé que debo cambiar y platicar más, porque entre esos señores muchos son notarios, magistrados y abogados de renombre, pero me da flojera andar buscándolos, siempre me encuentro con arquitectos, ingenieros, contadores y vendedores de seguros, no está chido.

He llegado a la conclusión de que los señores son más chismosos que las mujeres... pero nunca lo admitiré.

3 comentarios:

Alan dijo...

qué fresa we

María dijo...

Ay si, fresota.
Siempre he pensado que los viejitos que nos hacen plática, por dentro se han de estar repitiendo "Que joven! y que wey está."

Maribel dijo...

hahaha. divertidas tus vacaciones :P